Clasificación de los suelos según las relaciones mutuas de determinados factores
Si se analizan las regiones topográficamente planas, o ligeramente inclinadas, y valoramos las relaciones mutuas que se producen entre clima, suelo y organismos, se distinguen entonces seis grandes clases de suelos: podsólicos, chernozem, desérticos, lateritas, rojos mediterráneos y de las tundras.
En las altas montañas, sin embargo, se presentan suelos de distintos tipos, aunque generalmente son de tipo esqueléticos, es decir, muestran un horizonte superficial diferenciado de la roca madre por su mayor contenido en materia orgánica; no obstante, no es suficiente para llegar a ser catalogado como de tipo «A».
Podsólicos
Tipo de suelo zonal. Incluye los podsoles y suelos pardos forestales, característico del bosque y, raramente, de la pradera, en regiones de latitud inmediatamente inferior a la de la tundra con clima frío y humedad no excesiva. Las condiciones esenciales para su formación son: exceso de capa vegetal muerta (mantillo), cuya descomposición provoca la acidez característica de estos suelos así como el color oscuro superficial, y buen drenaje, que permite la distribución de horizontes.
Los horizontes se distribuyen en: horizonte superficial A0, horizonte húmico A2 gris silíceo (eluvial, es decir, muy lavado), horizonte B (iluvial) con dos zonas, una de precipitación húmica y otra de sesquioxodos. Los podsoles típicos son propios de climas fríos y lluviosos; se distribuyen por la península de Escandinavia, Finlandia, norte de Rusia, Siberia, Canadá y NE de E.U.A. los bosques de coníferas son muy abundantes en este tipo de suelos. No son muy fértiles, pero pueden ser preparados para dar buenas producciones agrícolas.
Por su parte, los suelos pardos forestales se forman en climas húmedos y templados de Europa occidental, Canadá y Estados Unidos; en este tipo de suelos se genera la mejor calidad de humus, ya que los bosques caducifolios de frondosas de los que son típicos les aportan hojarasca de forma periódica, siendo reciclado con rapidez por la rica fauna y microflora edáficas.
Chernozem
Suelos propios del clima continental extremado, semiárido y de lluvias escasas (Europa central, Ucrania, Asia central, pampas argentinas y praderas norteamericanas. Sus principales propiedades, que están determinadas por estas características climáticas y de vegetación, son: poca aluviación y de un acusado color oscuro debido a la presencia de humus formado en condiciones de elevada temperatura (durante los veranos). Estas tierras negras se forman sobre rocas con alto contenido en carbonatos cálcicos y magnesio, provenientes de la aportación de las estepas de gramíneas. Son suelos muy fértiles para el cultivo de cereales motivado por su perfil A1 muy negro y espeso. Una variante de suelos castaños (horizonte A1 de color chocolate) se origina en climas continentales casi totalmente áridos, bajo vegetación esteparia.
Desérticos
Suelos carentes totalmente de humus. En ellos no se produce meteorización química porque no disponen de agua, por ello la única forma de descomposición de la roca madre es mediante un proceso mecánico. En este tipo de suelos se incluye el desierto pedregoso (reg) y el de arena (erg).
Lateritas
Suelos ferralíticos formados bajo las selvas de clima húmedo tropical o ecuatorial. La acumulación de hierro y alúmina le confiere al horizonte B una textura espesa y tonalidad rojiza. La desaparición de estas selvas por efecto de la mano del hombre provoca que el horizonte B gane óxido férrico, tras la deshidratación el suelo pierde fertilidad, para finalizar en totalmente improductivo si queda al descubierto por la erosión.
Rojos mediterráneos
También llamados terra rossa: están formados a partir de calizas duras en un clima mediterráneo típico, es decir, inviernos húmedos y veranos secos.
De tundra
Son propios de las regiones circumpolares de escasa vegetación. El horizonte A se forma sobre una roca dura sin descomponer o sobre un subsuelo o plataforma helada permanentemente.
Los tipos de suelos atendiendo a sus características geológicas
Geológicamente hablando, los suelos pueden ser:
Azonales
Aquellos que presentan un contraste acusado en relación con los suelos zonales que les rodean. Carecen de horizontes definidos por ser suelos en general muy poco evolucionados.
Intrazonales
Los que, a pesar de la influencia climática, ofrecen particularidades notables debidas a la naturaleza de la roca madre (por ejemplo, los suelos calcimórficos, formados a partir de rocas calcáreas, como la sendzina), a la presencia de abundantes sales (suelos halomórficos, como el solonetz), a la inundación periódica, más o menos intensa (suelos hidromórficos, como el gley desarrollado en condiciones de poco drenaje y que se presenta moteado por diversas coloraciones).
Zonales
Aquellos cuyas características actuales son el resultado de una prolongada influencia climática.