Aula de Naturaleza educativa

ECOLOGÍA – EVOLUCIÓN – LA SELECCIÓN NATURAL – 1ª PARTE

La selección natural ha sido el principal argumento que Charles Darwin esgrimió en su Teoría de la evolución de las especies. Para él, la selección natural era el principal motor que mantenía en funcionamiento los mecanismos de la evolución.

En la selección natural intervienen una serie de factores determinantes dentro de la lucha por la supervivencia.

Factores ambientales

En la selección natural los organismos luchan por la vida, y sólo los más aptos sobreviven. Aquí entran en juego determinados parámetros, los factores ambientales intraespecíficos (demográficos, de sexo, de grupo, competición, nicho ecológico…), e interespecíficos (parasitismo, comensalismo, mutualismo, simbiosis…).

Así, por ejemplo, la competencia entre los organismos se daría en condiciones de escasez de alimentos, o en la lucha por el dominio de las hembras, y sólo los más fuertes o hábiles conseguirían alcanzar la madurez y reproducirse. Aquí actuaría la selección natural, eligiendo los caracteres de las poblaciones más capaces (filtrando los caracteres mutantes), éstos serían seleccionados por su posibilidades de adaptación o eficacia biológica.

A lo largo de un tiempo, este agente filtrador decidirá la composición de la población, desechará los «errores», evitará cambios inconvenientes en determinadas direcciones, dará opción predominante a otras variantes, y favorecerá el cambio evolutivo. En todo este proceso, los individuos elegidos de una misma población se reproducirán y transmitirán sus genes a los descendientes.


Ejemplo del factor intraespecífico de la competición: en la selección natural los organismos luchan por la vida, y sólo los más aptos sobreviven

Frecuencia del éxito reproductivo

La selección natural consigue que a lo largo de las generaciones las características que impiden el éxito reproductivo sean cada vez menos frecuentes. Esto significa que con cada generación se incrementa y mejora la proporción de individuos que se reproducen más eficazmente, lo que conlleva a una mejor adaptación de esa población a su ambiente.


En la selección natural direccional los cambios ambientales favorecen las adaptaciones que van en la dirección adecuada a esos cambios

La selección natural puede ser aquí estabilizadora o direccional; estabilizadora en cuanto a que en un entorno estable se mantienen aquellas adaptaciones que le son favorables; y direccional referido a que ante los cambios ambientales se favorecen las adaptaciones que vayan en la dirección adecuada a esos cambios.


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