Las ventajas de las fibras naturales
Las fibras naturales son una verdadera alternativa ecológica y saludable a las fibras sintéticas.
Hoy en día las fibras naturales más populares son la lana y el algodón, aunque otras fibras conocidas y cultivadas desde muy antiguo que favorecen la regeneración de los suelos por sus características de crecimiento, como el lino, cuyas semillas ya fueron encontradas en restos arqueológicos de Babilonia de unos 7.000 años a.C.
La lana, la fibra natural aislante
La lana, obtenida del pelo de animales como la oveja y el carnero, tiene la peculiaridad de ser una fibra hueca, esto le confiere capacidades aislantes y de conservación de la temperatura corporal, permitiendo la transpiración y evitando la desagradable sensación de sudoración.
La lana posee capacidades aislantes y de conservación de la temperatura corporal
Además de ser una fibra ligera, el rizo de la lana imprime elasticidad y resistencia a los tejidos, con una menor deformación en comparación con otras fibras naturales. Los mayores países productores de lana son Australia, Argentina, Nueva Zelanda, Estados Unidos de América, Sudáfrica y Uruguay.
El algodón, la fibra vegetal más común en todo el mundo
El algodón es actualmente la fibra vegetal más común en el mundo, tanto por su cantidad como por utilidad y reducido coste, aunque su uso y producción se popularizó desde épocas muy recientes (principios del siglo XIX), siendo la última fibra natural en alcanzar interés comercial.
Desde el siglo XIX el algodón es la fibra vegetal más utilizada en todo el mundo
No obstante, el algodón ya era cultivado y utilizado por los antiguos griegos y romanos, para confeccionar tejidos que destinaban a prendas de vestir, toldos o velas para los barcos. Actualmente se cultiva la variedad llamada jumel principalmente en América del Norte y del Sur, así como en la India y Egipto.
El lino, la fibra vegetal más ecológica
Decir que una fibra natural es más o menos ecológica que otra es inconsistente en su sentido literal pero, si lo analizamos desde el punto de vista de su producción a cargo de la mano del hombre, podemos advertir en ese proceso que algunas especies presentan parámetros biológicos más beneficiosos que otros.
El lino es desde esta perspectiva la fibra vegetal más ecológica, y especialmente si la comparamos con el algodón. El motivo está en que el algodón puede cultivarse de forma intensiva, con los condicionamientos ecológicos que eso conlleva, sin embargo el lino sólo puede producir una cosecha cada cuatro años en un mismo suelo, debiendo quedar éste en barbecho otros cuatro años para volver a cultivar.
Tras la cosecha del lino, los suelos deben permanecer en barbecho cuatro años antes de volver a cultivar
Los tejidos confeccionados con lino son más resistentes que el algodón, aunque son más rígidos y no poseen tanta flexibilidad. Presentan una superficie lisa, brillante, resbaladiza y muy fresca al tacto. Se comenzó a cultivar en Egipto desde muy antiguo, donde era considerada como un símbolo de pureza por su color blanco, por este motivo los egipcios también la utilizaban para sus ceremonias religiosas y como sudarios; algunas momias egipcias aparecen envueltas en sudarios de lino.
Desde 1793, con la invención de la desmotadora de algodón que abarató mucho esta fibra, el lino quedó desplazada a un segundo lugar. Las principales variedades de lino que se cultivan, sobre todo en América, Francia, Bélgica y Europa Occidental, son el lino ruso o real, lino de Riga y lino de Flandes.