l siglo XV acogió también una serie de obras de diferente orientación, además de los poemas de Cancionero. Destacaron sobre todo los de tipo satírico. La tradición poética del amor cortés se mantuvo gracias a los numerosos poetas castellanos e italianos que albergó la corte napolitana de Alfonso V sobre mediados del siglo.

De la segunda mitad del siglo se conservan variadas composiciones satíricas anónimas, en las que se aborda la situación política y social del momento. Como ejemplo, las Coplas referidas a la batalla de Olmedo (1445) ¡Ay panadera!, donde se arremete contra los nobles que mostraron su cobardía en esa batalla, con alusiones que embrutecen, animalizan y desacralizan a los nombrados.

También, caben citar las sátiras sobre personajes de la corte de Enrique IV, como las Coplas del Provincial contra los vicios cortesanos, y las Coplas de Mingo Revulgo contra Enrique IV y sus nobles.

Otro texto conservado de entre las muchos que debieron existir entre los siglos XIV y XV sobre un mismo tema, es la obra anónima Danza General de la muerte, relacionada con una danza en la cual la muerte llama a los humanos, con indiferencia de los grupos sociales a que pertenezcan, pues expresaba que la muerte a todos iguala. En ella se satirizan los pecados y defectos de la sociedad sin distinción de clases, como expresión de esa igualdad entre todas ellas.

Esta obra manuscrita alcanza una notable belleza literaria de entre todas las conocidas hoy, y constituye una de las muchas que Felipe II reunió en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.



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